Ayer el periódico 20 minutos publicó un reportaje con las 20 historias humanas del año. Sus protagonistas son hombres y mujeres normales que han decidido seguir un estilo de vida diferente, como Joaquín Torres, que vive con solo 3 euros al día; o bien personas en situaciones adversas que luchan por mejorar sus vidas, como Jonathan, el niño sevillano que luchó para que en su colegio instalaran una rampa que le permitiera bajar en silla de ruedas al patio a jugar con sus compañeros.
Dicen que el periodismo está tan cargado de declaraciones de políticos, deportes y sucesos que ya no tiene espacio para este tipo de historias, que en realidad son su esencia. Otras veces, las historias humanas son narradas con tal sentimentalismo que acaban siendo presa de programas del corazón y prensa rosa. 
A mí me gustaría que el periodismo fuera cercano, callejero, y que en él hubiera espacio para todo el que tenga una historia digna de contar. En el metro, en el parque de al lado de casa, entre nuestros compañeros de trabajo... seguro que hay alguien con un pasado desconocido, con historias de las que podríamos aprender. Y, si en los medios de comunicación de masas no tienen espacio, pueden refugiarse en las nuevas tecnologías, blogs y redes sociales. Quizás sea allí donde se concentre, ya, el nuevo periodismo humano. Nuestro objetivo, pues, ha de ser acercarlo a todo aquél que tenga una historia que contar.
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