Hoy leemos en todos los periódicos que la mortalidad en las carreteras esta Navidad ha caído un 30% respecto al año pasado. Concretamente, entre el 22 de diciembre y la pasada medianoche, han perdido la vida 71 personas en 60 accidentes, según informa la Dirección General de Tráfico.
Los datos revelan que la tendencia a la reducción de la mortalidad en las carreteras se mantiene desde hace dos años, gracias, afirma el diario El País, a “la combinación de medidas preventivas y represivas. Desde la entrada en vigor del carné por puntos hace tres años y medio, la DGT ha concienciado a los conductores con múltiples campañas a la vez que el Gobierno modificado el Código Penal, se han implantado más radares y se ha aprobado la nueva Ley de Seguridad Vial, que entrará en vigor en mayo de este año”.
Aunque la noticia es positiva, me lleva a reflexionar sobre varios puntos. En primer lugar, sobre el tratamiento del tema por parte de los medios de comunicación: el bombardeo de cifras (¿inevitable?) al que nos someten estos cada vez que hay un periodo festivo reduce a las víctimas a simples números y no va acompañado de un análisis sobre las causas de los accidentes, de la opinión de expertos, de un debate posibles soluciones a este problema, etc. Vivimos en la época de las cifras, las encuestas y las estadísticas, que son muy útiles, pero, si no van acompañadas de análisis, pierden su eficacia.
En segundo lugar, aunque el número de accidentes haya disminuido, 71 muertes en 16 días es una cifra muy grande que debería llevarnos, más que a felicitarnos, a buscar soluciones. Y entre ellas, echo de menos que se hable sobre el estado de las carreteras o la deficiencia del transporte público, que, aunque quizás no sean aspectos claves, creo que sí contribuyen a dificultar la vida a quienes tenemos que desplazarnos en Navidad.
Foto: tomada en Kochin (India)